martes, 13 de mayo de 2008

¿Quién es moderno?


A modo de introducción, vale la pena analizar lo que provoca el término moderno al ser escuchado o leído; ya que este genera la concepción de algo nuevo, una revolución; y esto se debe a que hay una ruptura con algo anterior, con un pasado arcaico. La modernidad no significa otra cosa que un modo de clasificación, un modo de tipificación o, mejor aún, una ideología que justificaba cómo clasificábamos y tipificábamos

La modernidad”, según Latour, designa dos prácticas distintas que se mantienen eficaces al estar diferenciadas pero que estaríamos empezando a confundir: Conjunto de mezcla (por “Traducción”) entre géneros y seres enteramente nuevos, híbridos de la naturaleza y de la cultura, y Conjunto creado (por “Purificación”) de dos zonas ontológicas completamente diferenciadas de seres humanos por un lado y no-humanos por otro. Así, debemos dejar de seguir entendiendo estas dos prácticas por separado, precisamente, y entender que cada una de ellas (purificar y traducir) necesita de la otra. Para ello habría que modificar la “Constitución” moderna: acuerdo que establece esta separación y define lo humano y lo no-humano, sus propiedades, relaciones y competencias. Ésta, al no reconocer el trabajo de traducción y la proliferación de híbridos, los mantiene en la clandestinidad y con ello pone en peligro nuestras democracias, en opinión de Latour. Mientras que el crecimiento de la “Era Moderna” hizo pensar que las revoluciones sociales, económicas y tecnológicas acabarían por domesticar los monstruos dándoles cobijo en una de esas dos “casas”, el intento de reducción de un híbrido –a través de todo un amplio proceso de traducciones necesario para ello- produce una nueva multiplicación de intermediarios: los necesarios para conectar los primeros o bien con la Naturaleza o bien con la
Sociedad.

Las cuatro garantías de la Constitución moderna son para Latour:

1- que la naturaleza (esto es, las cosas, los objetos) es “trascendente”, universal en el tiempo y el espacio;

2- que la sociedad (el sujeto, el Estado) es “inmanente”, esto es, que es construida continua y “artificialmente” por parte de los ciudadanos y los sujetos;

3- que los “sistemas de traducción” entre estas dos primeras esferas están “prohibidos”, esto es, la “separación de poderes” entre estas dos esferas está “asegurada”;

4- que un “Dios tachado” actúa como “árbitro” de este dualismo. Ahora bien, a diferencia de la ley, lo que este dualismo constitucional permite y fomenta es la invención e innovación de una multitud, de una proliferación de cuasi-objetos, de híbridos que violan totalmente las categorías y garantías de la modernidad. Nosotros los modernos cerramos nuestros ojos ante la hibridez de las máquinas, las tecnologías y otros cuasi-objetos, de los “monstruos” que se producen de esta manera. Nosotros los modernos tendemos a clasificarlos con las categorías dualistas convencionales. Y sin embargo producimos estos híbridos y estos monstruos a una escala nunca antes imaginada. Más aún, nuestras categorías dualistas (antihíbridas) han facilitado la producción e innovación de estos cuasi-objetos proliferantes. Pero hemos llegado a un punto, dice Latour, en el que estos cuasi-objetos, estos monstruos (como son las tecnologías genéticas, las máquinas pensantes y las capas de ozono) se han hecho tan omnipresentes que ya no podemos negar su existencia. Debemos reconocer, por lo tanto, que no somos modernos y que nunca lo hemos sido.


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Greenpeace-Biocombustibles

Una realidad polisémica



La organización ecologista Greenpace denuncio hace una semanas el peligro que representan los biocombustibles para el medio ambiente, haciendo hincapié en el hecho de la desaparición masiva de hectáreas de bosques que son destinados al cultivo de soja que se utiliza en la producción de biocombustibles. De estas cuatro líneas que sintetizan el tema BIOCOMBUSTIBLES, podemos desglosar varios puntos referidos al estudioso Latour. El tema de los híbridos, es decir, quellos temas que se entremezclan, que pueden ser vistos desde varios angulos; en resumen, donde la cultura y la naturaleza se mezclan; es lo primero que podemos señalar dentro del articulo de Greenpeace. Por ejemplo, los biocombustibles abarcan el tema ambiental, porque realmente trae incidencias atmosféricas al país y al mundo; y habla tambien de una busqueda desesperada del hombre por sustituir la energia fosil con energías alternativas; en teoria menos contaminantes pero que en su trasfondo siguen el mismo camino que los combustibles fosiles. El hecho de que los biocombustibles, en este caso de biodiésel producido por medio de la soja, sea enviado a Alemania como señala el articulo nos habla un poco de la globalización, de esta costumbre del mundo actual de producir las cosas fuera del territorio y después incorporarlas evitando las mas variadas problemáticas (políticas, religiosas, económicas, etc.).



Obviamente no podemos dejar de lado el factor económico de la noticia, el hecho de que se hagan desmontes o talas indiscriminadas con el solo objetivo de sembrar soja para convertirla en combustible esta relacionado con un lucro inmediato y con intereses económicos de todas las partes involucradas; además el hecho de que se produzcan alimentos que son destinados a otro uso produce un impacto desfavorable económico y social, afectando a los sectores mas vulnerables, provocando aumentos de precio y en algunos casos desabastecimiento. Y si hablamos de economía, no podemos dejar de hablar de política, hablando en relación a las legislaciones vigentes en cuanto a este tipo de actividades, las protestas que se realizan, las peticiones de restricción a este tipo de actividad y el comercio de sus derivados; pero también nos podemos referir a las advertencias de organismos internacionales como la ONU o el Banco Mundial sobre este tema en particular, que corresponde a la política internacional.




Hundiéndonos aun mas en esta polisemia de visiones, podemos observar esta noticia desde el lado ético/moral, y dentro de esto tenemos varias ramificaciones: están aquellos que al escuchar la palabra biocombustibles escuchan “progreso sin contaminar”; nos encontramos con organizaciones que usan el biocombustibles como una cuestión de imagen positiva, sustentándose en la creencia de que el biocombustibles es igual a no contaminar; pero también tenemos lo opuesto, es decir, aquellos que ven lo mismo de siempre con otro disfraz: contaminación, deforestación, hambre, problemas sociales, todo en alas del progreso económico supuestamente de todos, al menos en teoría.

Es decir, hay múltiples formas de ver las cosas, muchísimas maneras de interpretar una misma realidad, un mismo acontecimiento. En lo que seria la concepción de lo moderno (Latour, Bruno), este análisis no seria posible, el moderno pone por encima de todo el conocimiento científico; no tiene en cuanta los distintos aspectos que pueden suscitarse sobre un problema o un objeto; y en el momento en el que comprendemos este tejido de puntos de vista, estas concepciones; y las relacionamos entre si, dejamos de estar ceñidos dentro de ese cuadrado de la modernidad.

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